UN RAYO DE FÚTBOL

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El Barça hizo los deberes. Los dirigidos por Luis Enrique se recuperaron de la caída sufrida contra el PSG francés por Champions y, como visitantes, derrotaron al Rayo Vallecano 2-0 por la séptima fecha de la Liga de España. Con Claudio Bravo nuevamente en el arco (Ter Stegen, de floja tarea, había sido el arquero titular en la caída sufrida el martes pasado en Paris), los blaugranas lograron mantener nuevamente el arco en cero, convirtiéndose en el primer equipo en la historia de la Liga en llegar a siete partidos sin recibir goles. La victoria, además, le sirvió para asegurarse la primera ubicación en la tabla de posiciones.

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Bravo llegó a los 630 minutos sin recibir goles y superó el record que Artola había establecido en la liga 77/78

Una vez más, la dupla Messi-Neymar fue la encargada de destrabar el partido. En esta ocasión, les bastó con 60 segundos para liquidar la resistencia del Rayo.  Es que, hasta el minuto 34 del primer tiempo, el encuentro había sido muy parejo. El conjunto catalán había contado con una sola chance para convertir, pero el disparo de Messi, con pierna derecha, había sido bien desactivado por el arquero Toño. Más allá de esta llegada, los locales habían conseguido controlar el partido en mitad de cancha. Xavi e Iniesta no encontraban los espacios para generar futbol y los delanteros, desconectados, entraban poco en juego. Sólo Busquets, muy activo y preciso para hacer circular la pelota, se había destacado en esa primera media hora.

Pero a los 35, un pelotazo desde el fondo de Piqué agarró a la defensa vallecana mal parada y, lo que parecía un despeje sin sentido, terminó en un pase gol para Messi. El genio rosarino rompió el fuera de juego, controló la pelota con la cabeza y definió con maestría, de zurda, por encima del achique del número uno rival. Los locales sintieron el impacto y tardaron en recuperarse. El Barcelona aprovechó esos instantes de desconcierto para liquidar el encuentro. Sesenta segundos después de que el capitán argentino marcara el 1-0, llegaría el segundo tanto, cortesía de Neymar. El brasileño, asistido por Munir, definió de derecha, cruzado, junto a un palo. Nada que hacer para Toño.

Cuando un equipo cuenta con jugadores como Neymar o Messi, no necesita mantener un gran nivel futbolístico durante largos periodos de un encuentro. En ocasiones, la victoria no llega necesariamente como consecuencia del buen juego. Ese es el plus con el que cuentan los clubes grandes. Por eso, hay tardes como las de hoy en las cuales al Barcelona le alcanza con alguna aparición o algún chispazo de uno de sus cracks para romper el cero y desequilibrar las acciones. Y una vez que convierte el primer tanto, crecen los espacios y todo se hace mucho más sencillo.

El segundo tiempo fue un recital de chances desperdiciadas por los blaugranas. En especial por Lio, quien contó con al menos cinco situaciones claras para ampliar el marcador, pero no pudo concretarlas. De haber estado un poco más fino a la hora de la definición, podría haber terminado el partido con dos o tres goles más en su cuenta personal. Todo se hizo demasiado fácil en la segunda etapa. Las expulsiones de Aquino y Morcillo por el lado de los locales hicieron que, por momentos, el match pareciera un entrenamiento liviano.

Con el clásico frente al Real Madrid en el horizonte, el Barça suma y sigue. Sin mostrar un juego arrollador, su fútbol le alcanza para mantenerse primero e invicto a nivel local. Pero está claro que el equipo aun tienen muchísimo por mejorar, sobre todo en ofensiva. Difícilmente el nivel de juego mostrado hasta ahora sea suficiente cuando lleguen los duelos decisivos frente a las grandes potencias del continente europeo.