SIN PUNTERÍA (Y SIN PUNTA)

#FCBarcelona

“Aquí, en Barcelona, hago goles de todas las maneras, hasta casi sin quererlo”.

La frase, de Leo Messi, sirve para retratar una etapa de su carrera que parece haber quedado atrás. Durante aquella época (año 2011), el rosarino, que marcaba de a dos o de a tres por encuentro, transformaba todo lo que tocaba en oro y el Barça ganaba, gustaba y goleaba a cuanto rival se pusiera enfrente, tanto a nivel local como en Europa. Él mismo explicaba, en aquella entrevista para el diario Marca de España, que su estado de gracia era tal que no necesitaba de grandes esfuerzos ni de muchas chances concretas de gol para inflar las redes rivales. Su facilidad para anotar era asombrosa. El problema, justamente, fue que el mundo del fútbol se mal acostumbró a los números estratosféricos del 10 y a las deslumbrantes producciones colectivas que regalaba fecha tras fecha el conjunto culé. Cayeron presos de su propia genialidad. Habían puesto la vara del jogo bonito demasiado alto. Estaban en la cima del mundo y a partir de ahí solo quedaban dos opciones: mantener la perfección de su juego o bajar su producción y descender a niveles futbolísticos más terrenales.

Hoy, el modesto Celta de Vigo que dirige el argentino Toto Berizzo derrotó 1-0 al Barcelona en el Camp Nou, con un tanto de otro argentino, Joaquín Larrivey. Los vigueses, que lograron la segunda victoria de su historia en la ciudad condal, hicieron bien su trabajo y materializaron una de las tres o cuatro opciones de gol con las que contaron a lo largo de los 90 minutos. Después, se apoyaron en las suerte y en la gran tarea de su arquero, Sergio Álvarez, figura indiscutida del partido. Está claro que los dirigidos por Luis Enrique fueron más que el Celta, de eso no hay dudas. Sin hacer un gran partido, generando poco fútbol en la mitad de la cancha y apelando más que nada a inspiraciones individuales, se las arreglaron para generar cerca de diez situaciones concretas para anotar. Debieron al menos empatar el partido, pudieron tranquilamente haberlo ganado. Faltó un poco de suerte, es verdad, pero también muchísima puntería.

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Messi, Neymar y Suárez: Las caras de una tarde difícil.
Foto: Sport.es

De antemano, se podría presumir que un equipo que cuenta en la delantera con Luis Suárez (máximo goleador en la historia de la selección uruguaya y flamante Botín de Oro europeo), con Lionel Messi (máximo anotador en la historia del conjunto culé y a un gol superar a Telmo Zarra como Pichichi histórico de la Liga) y con Neymar Junior (quinto en el ranking de máximos goleadores de la selección brasileña, con sólo 22 años), no debería tener mayores inconvenientes de cara al gol. Pero, como dicen, el fútbol es la dinámica de lo impensado y sucede que muchas veces la lógica brilla por su ausencia. Cuando la mano viene torcida y la suerte no acompaña, no hay nombres propios que valgan. Messi, sin ir más lejos, dispuso de hasta cuatro ocasiones netas para marcar, pero entre Álvarez, la mala fortuna y su propia impericia para definir, las chances terminaron diluyéndose.

El Barcelona, por momentos, juega como un equipo que está aburrido de sí mismo. Aquel desempeño individual y colectivo asombroso, que maravilló al mundo de la redonda pareciera ser, a esta altura, sólo un bello recuerdo. La imagen de Messi cabizbajo, lamentándose por alguna jugada desperdiciada, viene repitiéndose en los últimos tiempos y comienza a transformarse en algo habitual. Tiene la mira torcida y el equipo lo siente. A este Barça cada vez le cuestan más los partidos. Ya no le alcanza jugar a media máquina para sacarlos adelante. La época de las vacas gordas se ha terminado.

Con esta derrota, los catalanes cortaron una racha de 56 partidos seguidos convirtiendo al menos un gol como locales. El último rival que se había marchado en cero del Camp Nou había sido el Sevilla, en la temporada 2011-2012. Los blaugranas sumaron su segunda caída en fila y han perdido la punta del torneo. Las victorias tempraneras de los dos equipos de Madrid colocan al Barcelona en tercer lugar con 22 puntos, a dos del Real, único líder, y a uno del Atlético del Cholo Simeone.