Por: Manuel Queirolo
“Cuando Messi está bien no hay quien lo pare”. Las palabras de Guardiola, tan elogiosas como sinceras, aun deben estar resonando en los oídos de los jugadores del Bayern Munich. En especial en los de uno de ellos. El destino, esta vez, quiso que fuera Boateng quien sufriera el talento del crack blaugrana. A decir verdad, le podría haber pasado a cualquiera.
Corría el minuto 79 en el Camp Nou. El Barça ya ganaba 1-0 cuando, de repente, un pase filtrado de Rakitic encontró al zurdo delantero del conjunto culé dentro del área visitante. No estaba sólo. De un lado Messi, del otro, el potente defensor alemán. En el medio, la pelota.
Milésimas de segundos después, Baoteng caería pesadamente al suelo, como fulminado por un rayo. ¿Qué pasó? No hubo golpe, ni resbalón. Mucho menos un empujón. ¿Entonces? ¿Cómo se explica que el bueno de Jerome, un gigante de 1.92 y 90 kilos, impactara bruscamente contra el verde césped, como si hubiera sido noqueado por la diestra de Mike Tyson? La respuesta es simple: La magia de Leo.
La jugada, a priori, parecía cantada. La lógica indicaba que el capitán argentino intentaría la gambeta hacia adentro. Slalom de derecha al centro, como tantas otras veces, para luego sacar el zurdazo con rosca al palo más lejano del arquero alemán. Pero como el fútbol es la dinámica de lo impensado y Messi es fútbol en estado puro, la lógica y la previsibilidad quedarían de lado.
El 10 inclinó su cuerpo, como insinuando un arranque buscando su mejor perfil. El defensor rival, que leyó correctamente la jugada, acompaño el primer movimiento de su oponente. Cayó en la trampa. Cuando quiso darse cuenta, Lionel ya había enganchado hacia su derecha. El jugador del Bayern no pudo rehacerse y terminó enredándose con sus propias piernas, para luego desplomarse.
Boateng, recostado en el piso, debe haberse perdido la exquisita definición de Messi, quien picó la pelota de derecha ante la salida de Neuer. No pasa nada. Seguramente llegará a su casa y prenderá la tele. Entonces él también podrá, como todos nosotros, disfrutar de una nueva genialidad del mejor futbolista del mundo.