TRIDENTE GOLEADOR

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El Barça recibía hoy al PSG francés en el Camp Nou con la imperiosa necesidad de lograr los tres puntos para quedarse con la primera posición del grupo F y gambetear así la posibilidad de tener que enfrentar, en un hipotético cruce de octavos de final de la UEFA Champions League, a pesos pesados del viejo continente como el Real Madrid, el Atlético del Cholo Simeone o el Bayern Munich alemán.

El partido había arrancado cuesta arriba para los locales. A los quince minutos ya caían 0-1 gracias a un gol del sueco Zlatan Ibrahimovic. En esas primeras acciones, los jugadores blaugranas parecían sentirse un tanto perdidos en la cancha. El inédito 3-3-1-3 que dispuso Luis Enrique para afrontar este choque decisivo dio la impresión de incomodar a sus futbolistas, quienes se veían obligados a cumplir roles a los que no están acostumbrados. Bartra, Piqué y Mathieu (tres defensores centrales natos) formaron la línea defensiva. Con Alves suspendido,  Jordi Alba, el otro lateral habitualmente titular, fue el sacrificado. Las continuas subidas del brasileño Lucas Moura y del francés Matuidi fueron una pesadilla para los marcadores, que evidenciaron dificultades para cubrir tanto terreno de juego ante atacantes tan veloces.

En el centro del campo, el entrenador alineó a dos volantes de contención, Mascherano y Sergio Busquets, prescindiendo de Xavi Hernandez y Rakitik, mediocampistas con menos marca pero mayor vocación ofensiva. Cerca de ellos (de Busi y de Masche) se movió Iniesta, quien claramente echó de menos alguien con quien compartir la responsabilidad en la generación de juego. Messi,  seguido siempre de cerca por dos o tres jugadores del PSG,  comenzó de enganche e intentó juntarse con Don Andrés, pero la sociedad esta vez no tuvo demasiado éxito. Los volantes visitantes, con Thiago Motta y Verrati a la cabeza, habían logrado cortar los circuitos futbolísticos del Barça y el equipo lucía apático.

Arriba, tres puntas. Pedrito bien abierto por derecha, Neymar pegado a la raya por izquierda y el charrúa Luis Suárez por el centro. Los tres, desconectados, lejos el uno del otro, parecían resignarse a algún arranque individual que generara algo de peligro sobre el arco del siempre seguro Sirigu. El Barcelona no convencía y peligraba el primer puesto del grupo, por lo que el panorama en Europa se complicaba.

Pero la cuestión es que cuando uno tiene jugadores de la talla de Messi, Neymar y Suárez todo se hace más sencillo. El peso propio de esas individualidades termina resultando determinante a la hora de torcer la historia de un partido complicado. La mejor noticia de la noche, sin lugar a dudas, es que los tres cracks sudamericanos se anotaron en el tanteador con un gol cada uno por primera vez desde que juegan juntos. La primera gran noche del tridente sirvió para darle los tres puntos al Barça, para lograr la primera posición en el grupo y para advertirle a sus rivales que es lo que se viene. El trió comenzó a calentar motores. El show recién comienza.

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Messi, Neymar y Suárez. Tres festejos que valen mucho más que tres puntos.
Foto: Sport.es

Ahora, el conjunto culé deberá esperar para conocer su rival de octavos con la tranquilidad de saber que sea cual sea el contrincante, definirá la llave de local, en el Camp Nou. Entre los candidatos más peligrosos a cruzarse con el Barca se encuentran el Arsenal de Inglaterra, la Juventus de Italia y el Manchester City del Kun Agüero.