En el “Ranking de los 40 principales” en los motivos de consulta que nos hacen a los psicólogos, sin duda que el tema que más suena se llama “Los Problemas del Amor” (¿Parece el titulo de una canción de Arjona verdad?) Ese es el que más se escucha, es el Puesto número 1. Gana por goleada en relación a lo que motoriza a la gente a consultar. El amor es algo complejo para todo el mundo, es lo mejor que se puede vivenciar, lo que da más placer y felicidad, pero también, a veces, es una fuente de sufrimiento. Es lógico, se ponen en juego muchas cosas; toda nuestra historia de cómo fuimos amados, se juega lo que observábamos cuando niños entre nuestros padres (o sustitutos de ellos), de cómo vivían el amor, en fin. Por más bien que eso marche en un sujeto, en los conflictos del amor siempre “va la vida” ( “Va la Vida”, otro tema para Arjona”) así se experimenta el asunto, siempre es medio trágico ese mundo.
En el puesto número 2, yo ubico lo que podemos llamar o titular como las problemáticas del “¿qué hago con mi vida?”. A esto lo podemos relacionar directamente con las pasiones, con la vocación, con lo difícil que es para la gente encontrar aquello que los “encienda” y le dé cierto sentido a su existencia y a su vida cotidiana. ¿El arte? ¿Algún oficio? ¿El deporte? ¿Estudiar algo? ¿Qué área de la realidad, qué porción del mundo me da curiosidad, me intriga y me invita a meterme en ella? Esto es un verdadero problema en las personas; genera mucha angustia, simplemente sienten que pueden pasar su vida sin encontrar algo que los motive. Esto es complicado, porque nuestra existencia se termina trasformando en algo así como una batería de celular o de auto: es durar hasta que la carga se acaba y -en el medio- no pasó demasiado.
Ustedes tengan en cuenta que mucha gente joven, con todo por hacer, se aburre, si, está aburrida. Esto lo observo más en la franja de entre 30 y 40 años. Por supuesto que detrás de ese aburrimiento y falta de ganas para emprender cosas, hay pequeñas depresiones ocultas, digo: estar deprimido no es estar tirado todo el día en una cama sin ganas de vivir, esa es solo una forma o tipo de depresión, dentro de muchas. Hoy por hoy, con las pasiones y los deseos (y con el cómo se sostienen) hay todo un tema. En “la era del vacío”, como dicen por allí, el sin sentido, el desierto de intereses y pasiones, está erosionando tremendamente a la sociedad. Pero lo central aquí es que ese vacío…”lo llenan” los síntomas, de todo tipo que se les ocurra.
Curiosamente en nuestro Ranking Radial, la sexualidad, pocas veces se presenta como el motivo de consulta directo. Estamos en el puesto número 3 entonces. Pero sin duda es el tercer puesto: la vida sexual humana es compleja y está condicionada por decenas de factores, hay interferencias lógicas, nadie “la tiene atada” es ese punto. Pero, insisto, no suelen mencionarse de entrada, quizá aparecen diferidas o camufladas más tardíamente. Son muchos los motivos del por qué ocurre esto. Hace falta que el vínculo con el terapeuta esté sólido, la vergüenza, los temores y – por supuesto- la enorme represión que hay en la cultura sobre este tema. El mundo ha evolucionado, pero las represiones siguen allí “metamorfoseadas” pero están.