-Mi cuerpo está lleno de cicatrices y machuques de todo tipo. A esto tenemos que sumarle que he tenido tres hijos, todos varones. En tan solo cinco años consecutivos saqué tres personas de mis entrañas. Una locura. Los nombré Paul, John y George. A mi analista le pareció algo “un poquito desmedido” -así me dijo- pero yo no le di bola. ¿Su argumento? Me dijo que era enchufarles algo muy mío…pero bueno, él no me va a entender jamás, seguramente no se ha puesto a escuchar detenidamente a estos cuatro marcianos del siglo XX. También le conté a mi “Psico”. -así le digo yo- que como no podía tener más hijos, en compensación, me había comprado un perro y que lo había nombrado “Ringo”. Echó a reír a carcajadas y me dijo: – Bueno, Elvira, está bien, usted gana, usted gana. Años después terminé medio amigota de ese terapeuta, era un muy buen tipo, muy astuto, pero musicalmente equivocado. Un día fuimos a su casa y en la biblioteca tenía una foto de Queen!! Freddie Mercury! Ese gritón todo sudado. Ese espasmódico insoportable! Esa foto hizo que mi terapeuta termine por caer, eso cerró definitivamente nuestro pasado como paciente y analista.
Pero les contaba acerca de mis accidentes. Anoche, mientras le enumeraba a mi marido los beneficios de un nuevo jabón en polvo que sacaba las manchas con oxígeno concentrado, pensaba -en paralelo- en el número de accidentes que he acumulado. Pero antes de eso les digo: ¡Cómo me gustan los jabones en polvo! Y ni hablar los quitamanchas. Miren, si ustedes algún día me encuentran por la calle o me invitan a su casa…sáquenme el tema; si se ponen a hablar de jabón en polvo o de quitamanchas, yo me enciendo, puedo hablar seis horas seguidas sobre el tema, me apasiona. Es un mundo casi místico para mí. Hay para diferentes tipos de ropa y tela o fibras, para diferentes colores y texturas…puedo estar 50 minutos frente a la góndola mirando y gozando de esos envases milagrosos. Hay uno de un jabón en polvo marca Skip que me produce, – se los digo con cierta vergüenza- me produce excitación! Si, me erotizo un poco cuando lo veo o agarro. Se trata del “Skip Perfect Black”. Su envase es totalmente negro, contundente…es como el “All blacks “de los jabones en polvo. Lo puede todo. Siempre que lo introduzco en mi lavarropas automático “Eslabón de lujo” imagino las batallas de mi producto contra las manchas; es casi una épica para mí lo que “ahí sucede”.
Entonces: entre accidentes mínimos, como puede ser quemarme con la asadera del horno, hasta caerme de la escalera, he contabilizado más o menos ochocientos en lo que va de mis 43 años. De chica patinaba, mucho. Mis codos, manos y rodillas eran realmente de película de terror. Vivía en el piso “limándome”. No había manera. Mis padres – judíos, pesados y llenos de miedo – ya no sabían qué hacer conmigo. Me mandaron a Hockey, ¡para qué! Varias fracturas, moretones por todos lados. Nunca controlé muy bien mi cuerpo y mis fuerzas. Cuando agarraba la pelota ponía quinta. y siempre seguía de largo hasta tragarme literalmente el alambrado. Eso es hasta hoy, mi cuerpo suele manejarme a mí, algo he regulado eso (el “fan de Queen” ayudó mucho), pero es mi temperamento. Rompo todo y me rompo toda siempre. ¿Perdón? ¿Por mi marido, me preguntan? Miren, mi marido es una gran persona, hace veintidos años que cada día que lo miro a los ojos me enciende y le da sentido a mi vida.Me gusta, me parece “viril” y también es muy tierno. Pero no me entiende. En el fondo soy una incomprendida. Él “desestima” ciertas preocupaciones mías. Dice que son “banales”. El muy cretino me dice que son ¡BA NA LES! A veces lo odio profundamente. Pero entiendo que el amor es eso, y que también es un trabajo. “El Fan” siempre me decía – Elvira tranquilizate, el amor también es sufrimiento, tenés que trabajar más para el amor. Me jodía con eso constantemente. Cuando conocí a su mujer me sorprendí tremendamente. Era una enana. Era un Hobbit. Muy linda, ex bailarina clásica, femenina…pero pelirroja, eso no me gustó nada; no confío en las pelirrojas nativas. Son traidoras. Bueno, son cientos los accidentes que he tenido. De todas maneras ya he gastado en los últimos 2 años cerca de cincuenta mil pesos en “tunearme”. Me retoqué toda. Me harté de verme “Todas Desflecada”, luego de mis partos y mis accidentes. Ahora estoy espléndida. Mi marido no parece haber registrado demasiado el “tuning”, él siempre tiene ganas, con o sin flecos. Pero bueno, los tengo que dejar, tengo cosas que hacer, no sean tan demandantes conmigo, sigan en sus cosas, después les sigo contando.