Por: LevantArt
La mayoría de los hombres ya ha pasado por esta situación varias veces: conocemos una chica en una fiesta, bar o, incluso, en la vía pública. De una forma casi mágica observamos que despertamos en ella una atracción espectacular pero, cuando todo parece cocinado, la temperatura baja abruptamente y lo que parecía una conquista segura se convierte en una mera fantasía y no podemos hacer más que preguntarnos: “¿qué es lo que hicimos mal?”.
¿Cómo destruyen habitualmente los hombres la atracción que generaron?
Los dos errores más comunes: subir su nuestro valor más de lo necesario (ver capítulo 3 sobre VSR) o mostrarse muy necesitados.
Puede que una mujer inicie una conversación o que sea ella quien, muy rápidamente, toque el tema sexual. Se siente atraída. En estos casos, es frecuente cometer dos tipos de errores:
Frente a una interacción generada por una mujer, algunos continúan subiendo su propio valor desmedidamente. Por ejemplo, ella le dice “¡Qué lindo sos!” y él le responde que, además, está por dar una vuelta al mundo con tres modelos australianas (o lo que sea que piense que aumentará la atracción que ella siente). En realidad, él se está hundiendo, ya que muestra poca confianza en sí mismo, no se cree suficientemente atractivo ni entiende de dinámicas sociales. Es el jugador de fútbol al que dejan solo frente al arco y pasa la pelota para atrás porque tiene miedo de errar el tiro.
Otro traspié (pero en sentido opuesto) es avanzar demasiado. Ella dice: “Qué lindo sos” o lo toca, y el hombre, sin saber nada de ella, intenta besarla. En este caso, actuó como un necesitado.
Cuando una mujer comienza demostrando mucho interés, lo primero que debemos hacer es entender la situación: su atracción por nosotros es precaria. O sea, hasta ese momento le parecemos seductores. No hace falta que intentemos atraerla más, pero tampoco podemos bajar nuestro valor mostrándonos necesitados. Simplemente, lideramos la situación sin manifestarnos carentes. Nosotros somos los que queremos conocerla a ella. Una buena forma de hacerlo, cuando una mujer nos demuestra mucho interés muy rápidamente, es decirle: “Creo que me vas a caer bien. ¿Quién sos?”. De este modo, logramos que ella se cualifique ante nosotros. Empezamos jugando en A3, con nuestro valor más alto que el de ella. Podemos usar cualquiera de las técnicas de ese apartado y avanzar a partir de allí.
Muchos hombres hacen que la mujer sienta la responsabilidad de lo que está pasando. Creen que pueden medir las intenciones de ella si logran que ponga en palabras lo que le pasa. Frases como: “¿Por qué te acercás tanto para hablarme?” o “¿Estás borracha o siempre sos así?” alejan a la mujer, hacen que se sienta fácil. Y casi ninguna quiere ser vista de ese modo.
Fragmento del libro “El Juego de la Seducción. Todo lo que un hombre debe saber sobre las mujeres”, de Martín Rieznik y Mike Tabaschek. Adapatado especialmente para INFOBAE.COM. Los primeros capítulos del libro pueden descargarse gratuitamente de la web de la editorial Dibuks (www.dibuks.com).