Suecia 1958: Pelé debutó con…

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Con 17 años y 239 días, Edson Arantes Do Nacimento se transformó en el goleador más joven de la historia de los mundiales. Aquel tanto convertido a Gales en Gotemburgo, el 19 de junio de 1958, fue el inicio de una larga trayectoria internacional, para uno de los mejores jugadores de la historia. Aquel atrevido adolescente logró que la ilusión brasileña se hiciera realidad, luego de las frustraciones de 1950 y 1954. Su desempeño en la sexta edición de la Copa del Mundo fue un anticipo de lo que lograría a lo largo de los años.

Sin haber participado en los dos primeros compromisos (3 a 0 ante Austria y 0 a 0 con Inglaterra) el entrenador Vicente Feola, presionado por el capitán Bellini, Didí y Nilton Santos, decidió incluirlo en el último partido de la fase de grupos ante la poderosa Unión Soviética de Lev Yashin, en el que Brasil consiguió el triunfo por 2 a 0 para clasificarse a los cuartos de final como el mejor de la zona.

Para el notable arquero carioca Gilmar, el equipo “tenía una gran ventaja porque estaba Pelé, que todavía era muy joven y apenas se lo conocía afuera de Brasil. Era una de nuestras cartas de triunfo y en Suecia se hizo conocer para todo el mundo”. Ciertamente, el as de espadas deslumbró en el choque ante Gales y fue el autor del único gol del encuentro para lograr el pasaje a las semifinales del certamen, donde enfrentaron a Francia.

Tal vez, el elenco galo se presentó como el más difícil del torneo. Teniendo al máximo goleador de la Copa, Just Fontaine, quien hasta hoy posee el récord de marcar trece tantos en un Mundial, la selección sudamericana se impuso 5 a 2. El hattrick conseguido por el futuro “Rey” del fútbol hizo delirar a las 30.000 personas que se acercaron al estadio “Rasunda” y a los millones de fanáticos que seguían las transmisiones a través de las radios locales.

En la final ante Suecia, los escandinavos asustaron a los brasileños poniéndose en ventaja con el gol de Nils Liedholm, a los tres minutos de juego. Pero Pelé no iba a permitir una nueva frustración “verdeamarela” y con dos gritos suyos, Brasil logró que los suecos se muevan al ritmo de la samba, sentenciando un 5 a 2 definitivo. Por primera vez un elenco americano logró consagrarse en Europa. En Río de Janeiro el triunfo fue celebrado con un carnaval improvisado a mitad de año. Las calles se inundaron de música, baile y color. El pueblo festejó lo que venía añorando desde aquel “Maracanazo”.

Como premio, los jugadores recibieron una bicicleta cada uno de la empresa sueca Monark, 23 televisores para todo el plantel, de parte de una fábrica brasileña y cerca de un millón de cruzeiros recaudados por la revista “La Gaceta Sportiva”, para que repartan todos los miembros de la heroica delegación. Asimismo, el presidente de la nación, Juscelino Kubitschek de Oliveira, firmó un decreto para otorgarles una pensión a los jugadores y a sus familias. Aquel título conseguido en tierras europeas fue el inicio de una etapa que colocó a Brasil en la cima del mundo, consolidando a la “Perla Negra” como a uno de los mejores jugadores de la historia.