Por: Fernando Taveira
“Si quedamos eliminados en primera ronda, que el avión se caiga antes de llegar a la Argentina”, fueron las palabras de Carlos Bilardo cuando su equipo se vio sorprendido por Camerún en el debut de la Copa del Mundo organizada por Italia. Si bien el golpe recibido en el Giuseppe Meazza dejó un manto de dudas en el defensor del título, los del “Doctor” supieron reponerse al tanto de Francois Oman Biyik.
Pedro Troglio y Jorge Burruchaga le dieron la victoria a los albicelestes frente a la Unión Soviética, mientras que Pedro Monzón inició el camino del empate frente a Rumania en el último compromiso del Grupo B. En contraposición, Alemania no tuvo ningún inconveniente en la Zona D al golear 4 a 1 a Yugoslavia y 5 a 1 a los Emiratos Árabes Unidos, para cerrar la primera fase con una igualdad frente a Colombia (1-1).
En la instancia de los 16 mejores el modo de continuar en el certamen volvió a ser dispar entre los finalistas. Argentina clasificó de milagro gracias a la histórica victoria conseguida ante Brasil. La asistencia de Diego Maradona y la definición de Claudio Caniggia toman cada vez más valor a medida que pasa el tiempo. En cambio, los de Franz Beckenbauer superaron a 2 a 1 a Holanda, con la particularidad de que la Orange consiguió descontar cuando faltaba un minuto para el cierre del choque.
En cuartos de final y en las semis, la participación de Sergio Goycochea fue fundamental para sacar el boleto al último partido. El de Zarate se convirtió en héroe frente a Yugoslavia e Italia para que el sueño del bicampeonato se consolide, aunque la escuadra germana demostraba argumentos suficientes para quedarse con el título. Tras superar a Checoslovaquia, los alemanes también tuvieron que recurrir a la definición desde los doce pasos para eliminar a Inglaterra y disputar el duelo decisivo que concluyó en lágrimas de desconsuelo.
Faltaban 6 minutos para que terminara la final en el estadio Olímpico de Roma, cuando Néstor Sensini cruzó a Rudolf Voeller adentro del área. Para el árbitro uruguayo, nacionalizado mexicano Edgardo Codesal no hubo dudas: penal. Para algunos, ni parecido; para otros, al menos polémico, pero la sanción ya estaba cobrada. Hasta ese momento, el encargado de ejecutar la pena máxima en Alemania era Lothar Matthäus, quien por esa vía ya había conseguido el único tanto ante los checos, y también había anotado en la definición frente al combinado británico. Sin embargo, para la sorpresa de todos, Matthäus tomó la pelota, se la pasó a su compañero Andreas Brehme y ordenó: “Tiralo vos”. Muchos se preguntaron si el capitán le temió a Goycochea, pero la razón fue otra, dado que el hombre del Inter había salido a la cancha con un par de botines que utilizaba desde hacía varios años y los tenía perfectamente adaptados a sus pies. Sin embargo, durante el encuentro, uno de los tapones del zapato derecho se le rompió, y en el entretiempo, el volante cambió el calzado. Como no se sintió cómodo para asumir un remate tan trascendental, a poco de concluir el pleito y con el choque igualado, prefirió brindarle la responsabilidad a su colega.
Los botines dañados tenían una historia adicional, ya que habían sido utilizados por Diego Maradona en un partido a beneficio. Ese día el argentino se había olvidado el calzado y el germano le prestó los suyos, que todavía no había estrenado. Cuando “Pelusa” se los devolvió, Matthäus comprobó que el astro había pasado los cordones de una manera diferente, y cuando se los puso comprobó que así eran más cómodos, por lo que aplicó esa técnica para el resto de su carrera.
El desenlace de la historia es conocida: Brehme aceptó el desafío y con un disparo cruzado puso el balón fuera del alcance del arquero. Dieciséis años después, el autor del tanto aseguró que “Boquita” no había cometido infracción. “Antes le habían hecho uno a Klaus Augenthaler, pero el que yo marqué no había sido falta. Fue una entrada correcta, aunque peligrosa en esos momentos por haberla hecho adentro del área”, aclaró el defensor. Fue el inicio de una serie de desgracias que hasta hoy no se pudo superar, a excepción de las ediciones de 1991 y 1993 de la Copa América, junto con la Copa Confederaciones de 1992.