Por: Fernando Taveira
La histórica clasificación de Costa Rica ha generado una revolución en el fútbol internacional. Tras haber superado el Grupo de la Muerte, donde eliminó a Italia e Inglaterra, y de despachar a Grecia por penales, los ticos se vistieron de gala para una fiesta que parece no tener fin. Con el vestido largo y el reloj marcando las doce, los de Jorge Luis Pinto quieren seguir bailando, como lo hicieron otros seleccionados a lo largo de la historia. La calabaza todavía puede esperar.
En el primer Mundial hubo 13 aspirantes a la consagración, aunque no todos tenían herramientas para lograr el objetivo. Por lo tanto, el caso de Estados Unidos, que llegó a las semifinales y nunca más pudo volver, es para destacar. Las victorias ante Paraguay y Bélgica (ambas 3 a 0) depositaron al combinado de Bob Miller en la penúltima estación antes de la gloria, pero la contundencia de Argentina apagó el sueño americano: el 6 a 1 adverso encendió los motores de un barco que tenía por delante un largo trayecto hacia norte.
El caso más llamativo ocurrió en este campeonato, donde la Copa del Mundo sólo se la disputaron 15 equipos. Como el torneo de aquel entonces comenzaba desde los octavos de final, con eliminación directa, hubo un seleccionado que debutó en la instancia correspondiente a los ocho mejores, y esa escuadra fue la de Suecia. Sin embargo, no fueron los escandinavos los que sorprendieron en la tercera edición, dado que el participante que no estaba en los planes de acceder a la segunda instancia fue Cuba. En Toulouse, los centroamericanos igualaron 3 a 3 con Rumania, y cuatro días más tarde, en el desempate, se impusieron 2 a 1. De todos modos, su ilusión se desvaneció, cuando cayeron 8 a 0 ante los suecos.
En este torneo el que representó a la Cenicienta fue Gales. Los empates ante Hungría (1-1), México (1-1) y Suecia (0-0) llevaron al conjunto británico a jugar un cuarto partido frente a los magiares, y la victoria por 2 a 1 le permitió infiltrarse entre los mejores. La derrota por la mínima diferencia ante Brasil significó su despedida (Pelé fue el autor del gol). En cambio, los locales continuaron su camino hasta la final, donde también cayeron con el “Scratch”, aunque el golpe fue más abultado: 5 a 2.
Otro equipo que se mezcló entre los candidatos a la gloria fue Chile, aunque su regreso no sufrió largos trayectos, dado que los trasandinos obtuvieron su mejor clasificación en la cita que organizaron. Tras superar a Suiza (3-1) e Italia (2-0), y caer con Alemania (2-0) en el Grupo B, la “Roja” accedió a los cuartos de final, donde eliminó a la Unión Soviética. Sin antecedentes que lo avalen, los sudamericanos tenían serias intenciones de quedarse con “su” Copa. Sin embargo, Brasil no se apiadó del dueño de casa: con los dobletes de Garrincha y Vavá, se despachó del local, que descontó a través de Jorge Toro y Leonel Sánchez. El consuelo para los de Fernando Riera Bauza fue derrotar a Yugoslavia (1-0) en su última presentación y quedarse con el bronce.
Para la mayoría de los historiadores, la revelación de este certamen fue Portugal. Con un Eusebio intratable, los lusitanos se quedaron con el tercer puesto gracias a una cosecha de cinco victorias y una derrota. Sin embargo, Corea del Norte rompió todos los pronósticos en el Grupo 4. A pesar de su debut frente a la Unión Soviética (0-3), los asiáticos consiguieron la hazaña al empatar con Chile (1-1) y superar a Italia (1-0). En los cuartos de final, una memorable actuación con los portugueses fue el final de un ciclo que jamás pudieron repetir: a pesar de perder ese partido, el 5 a 3 quedará en el recuerdo de una selección que se animó a luchar contra las potencias europeas.
Sin dudas, en la Copa del Mundo organizada por los aztecas, Perú brilló con un fútbol revolucionario. Los incaicos, que ya habían eliminado a la Argentina en la fase clasificatoria, obtuvieron su mejor actuación mundialista al mezclarse entre los ocho mejores. Las conquistas ante Bulgaria (3-1) y Marruecos (3-0) le permitieron a Teófilo Cubillas y compañía acceder a la siguiente instancia, pero su ilusión se desvaneció cuando chocaron contra uno de los mejores equipos de la historia. El 4 a 2 adverso con Brasil generó el cierre de una actuación que había entusiasmado a un pueblo, que no estaba acostumbrado a tanta fantasía.
Una vez más el dueño de casa se aprovechó de la localía. En el segundo campeonato que organizaron, los aztecas concluyeron su actuación de manera invicta. Los comandados por el mítico entrenador, Bora Milutinovic, vencieron a Bélgica (2-1) e Irak (1-0) y empataron con Paraguay (1-1) en la primera instancia. En octavos de final superaron a Bulgaria (2-0) y en los cuartos cayeron por penales con Alemania. Fue la única vez que México llegó a jugar el quinto partido.
Si bien en este certamen Costa Rica dio que hablar por ser debutante y acceder a la fase de los 16 mejores, lo que hicieron Irlanda y Camerún opacó el trabajo de los ticos. Los africanos enmudecieron al mundo en el partido inaugural al vencer a la Argentina, que llegaba con los laureles relucientes por el título que había conseguido cuatro años antes. Además, derrotaron a Rumania (2-1) y tuvieron un traspié con la Unión Soviética (0-4), del que se pudieron recuperar ante Colombia (2-1). Su despedida la marcó Inglaterra con un apasionante 3 a 2, resuelto en tiempo suplementario. En tanto, los europeos llegaron a los cuartos de final sin conseguir victorias: en el Grupo F empataron todos sus compromisos (1-1 con Inglaterra, 0-0 con Egipto y 1-1 con Holanda), y en su primer choque de la segunda etapa lo resolvieron a través de los penales (habían igualado 0-0 con Rumania). La derrota con Italia por la mínima diferencia terminó con el milagro del mezquino Jack Charlton.
En la Copa del Mundo organizada por el país del norte hubo tres escuadras que se vistieron de gala. El primero de ellos fue Rumania, que se adjudicó el liderazgo del Grupo A. Los triunfos ante Colombia (3-1) y EE.UU. (1-0) le sirvieron para adjudicarse la cima en su zona, ya que la derrota con Suiza (4-1) no modificó su clasificación. En octavos de final superaron a la Argentina (3-2), que venía golpeada por el caso de doping positivo de Diego Maradona y en los cuartos cayeron por penales ante Suecia, la segunda revelación. Los escandinavos empataron con Camerún (2-2) y Brasil (1-1) y superaron a Rusia (3-1) en la fase inicial. Luego eliminaron a Arabia Saudita (3-1) y en las semifinales cayeron por la mínima diferencia con el que sería el campeón. En su séptimo compromiso golearon 4 a 0 a Bulgaria y se quedaron con el bronce. Justamente, los “Luvovete” fueron la tercera sorpresa. Con Hristo Stoichkov como principal figura, los búlgaros comenzaron con el pie izquierdo: 0-3 con Nigeria. Sin embargo, un 4 a 0 frente a Grecia y un 2-0 ante el conjunto de Alfio Basile les sirvieron para seguir en carrera. La aparición de Borislav Mijailov fue fundamental para derribar a México por penales y superar a Alemania por 2 a 1, pero su tarea no fue suficiente con Italia.
En la última cita del Siglo XX, Croacia conmocionó al mundo del fútbol con un juego extraordinario. Los balcánicos comenzaron su incursión superando a Jamaica (3-1) y Japón (1-0), lo que permitió acceder a la ronda definitiva del certamen. Su caída por la mínima diferencia con Argentina no influyó en su performance, dado que Rumania (1-0) y Alemania (3-0) se transformaron en víctimas de Davor Suker y compañía. Pero el destino de los croatas se modificó cuando enfrentaron a Francia, futuro campeón. El 2 a 1 adverso frente a “Le Bleu” llevó al seleccionado de Miroslav Blazevic a jugar por el tercer, donde venció a Holanda.
Al igual que en Estados Unidos, en Asia también hubo tres equipos que se pusieron el vestido largo de la Cenicienta. El primero de ellos fue Senegal, que en el partido inaugural superó al campeón defensor por la mínima diferencia. La igualdad con Dinamarca (1-1) y el recordado 3 a 3 frente a Uruguay le sirvieron a los africanos para acceder a los octavos de final, donde superaron a Suecia en el tiempo suplementario (2-1). En cuartos, Turquía, la segunda revelación, le puso fin a las esperanzas de un elenco que contaba con grandes jugadores como Bouba Diop, El Hadji Diouf ó Henri Camara. Los de Senol Gunes habían amenazado en su debut a Brasil, ya que empezaron ganando 1-0, pero las fallas arbitrales favorecieron a los sudamericanos que dieron vuelta el marcador. Un empate con Costa Rica (1-1) y una goleada sobre China (3-0) le sirvieron para escoltar al futuro campeón.Con Rustu Recber, Hasan Sas y Hakan Sukur como principales protagonistas, los turcos superaron a Japón (1-0) y a los africanos, pero en semifinales volvieron a encontrarse con los de Luiz Felipe Scolari: 1-0 adverso y a jugar por el bronce. En su último compromiso vencieron a Corea, la tercera sorpresa de este torneo, por 3 a 2. Los dueños de casa habían iniciado su camino de la mejor manera: victorias contra Polonia (2-0) y Portugal (1-0), y un empate con EE.UU. (1-1). Ya en los partidos de eliminación directa, las suspicacias se hicieron sentir, porque en los juegos ante Italia (2-1) y España (terminó 0-0, pero avanzaron por la definición desde los doce pasos) los arbitrajes favorecieron considerablemente a los locales. Sin embargo, con Alemania no se pudo repetir la historia y los germanos vengaron a las potencias europeas que habían sido afectadas.
Al igual que en 1966, muchos creen que la sorpresa de esta edición fue Portugal, pero la verdadera Cenicienta fue Ucrania. Si bien los lusitanos culminaron en la cuarta posición, las presencias de Cristiano Ronaldo, Luis Figo, Pauleta y Deco hacían suponer un destino de final. En cambio, “Zbirna” logró llegar a los cuartos de final con un equipo más limitado. Su estrepitoso debut con España (0-4) hizo suponer una estadía corta en la escuadra comandada por Oleg Blokhin. Sin embargo, los ucranianos lograron reponerse ante Arabia Saudita (4-0) y Túnez (1-0) para seguir en el certamen. Un empate sin goles con Suiza (avanzaron por penales) y una caída con Italia (3-0) terminó con la ilusión de un seleccionado, que tenía a Andriy Shevchenko como principal estandarte.
Los últimos antecedente que generaron sorpresas fue los que protagonizaron Ghana y Paraguay, y ambos pudieron haber llegado más lejos si la fortuna no les hubiese jugado una mala pasada. Los dos estuvieron a un penal de hacer historia, pero la presión les jugó una mala pasada. Los sudamericanos se adjudicaron la cima del Grupo F, tras empatar con Italia (1-1), vencer a Eslovaquia (2-0) e igualar con Nueva Zelanda (0-0), mientras que los africanos superaron a Serbia (1-0), repartieron puntos con Australia (1-1) y cayeron con Alemania (1-0). En los octavos de final, los de Gerardo Martino despacharon a Japón por penales (habían empatado 0-0), y los de Milovan Rajeva hicieron lo propio con Estados Unidos (2-1), pero en los cuartos la suerte estuvo echada. El conjunto del “Tata” perdió 1 a 0 con España, pero cuando el encuentro estaba igualado Iker Casillas le atajó la pena máxima a Oscar “Tacuara” Cardozo, un hecho que podría haber modificado el desarrollo del choque. Exactamente lo mismo que pasó en el Soccer City de Johanesburgo, donde Luis Suárez se transformó en héroe al evitar un gol con la mano y Asamoah Gyan desperdició su remate haciendo temblar al travesaño. Con el ánimo elevado, Uruguay eliminó al representante africano, que tenía todo el apoyo de los locales.