Por: Sol Iametti
“Trato de vivir cada día como si hubiera decidido volver a ese día, de disfrutarlo como si fuera el último día entero de mi extraordinaria vida ordinaria.”
Cuestión de tiempo (2013)
“A veces la determinación es suficiente para cambiar el curso del destino”… Una frase que encontré (o me encontró) en un avión camino a París. Una palabra que dice todo: Determinación.
¿Cómo llegué hasta este blog? ¿En qué momento escribir trascendió de hobby a forma de vida? ¿Cuándo fue que los viajes pasaron de ser “recorrer las ciudades” para convertirse en giros de tablero (hoy jugás vos, hoy juego yo – me dicen las ciudades -)? Determinación… Dale, hablemos de eso.
Me es inevitable hablar de determinación sin hablar de cambios; hablar de cambios sin hablar de viajes; hablar de viajes sin hablar de herencia, y por herencia me refiero a todo lo que nos queda de todas las personas que nos cruzamos en el camino, cada una de las personas que tenemos la fortuna de cruzarnos. En este sentido, podríamos decir que los encuentros son como los viajes: “Un viaje es una nueva vida, con un nacimiento, un crecimiento y una muerte, que nos es ofrecida en el interior de la otra. Aprovechémoslo.” (Paul Morand).
Cada encuentro tiene un nacimiento, un crecimiento y una muerte, que puede darse en el mismo día o dentro 10 años. Cada quién nos deja algo, un saldo a favor; siempre aprendemos aunque el encuentro haya sido tempestuoso. En mi caso, siempre prefiero quedarme con lo que me queda, y dar gracias por eso.
A lo largo de este año mi camino estuvo plagado de puntos de encuentro, diálogos de amor con las ciudades, conversaciones íntimas con mi cuaderno. Empecé a leer a Anaïs Nin, me anoté en un taller de escritura creativa, intercambié palabras y experiencias con viajeros. Tuve la fortuna de cruzarme con escritos y videos que daban cuenta de una forma de vida, que volcaban en palabras e imágenes todo lo que yo sentía en ese momento. Me acerqué al mar de inspiración sin miedo; aprendí a nadar contra corriente; renuncié a mi trabajo de oficina y busqué la forma de poder dedicarme a lo que me hace bien a la cabeza y el corazón. Me animé, solté los mapas.
Entendí que quiero que durante el tiempo que me toque ser y estar, quiero hacer mi aporte: construir un puente de palabras; ser incentivo; estar presente, ser hoy; compartir (un verbo oceánico, lleno de significado); abrir los ojos y absorber a través de mi mirada lo más que pueda, todo lo que pueda. Viajar, seguir viajando; seguir escribiendo, seguir escribiendo sobre viajes. Eso sobre todo: seguir escribiendo.
Determinación… Vine a hablar de eso y terminó en otra cosa. ¿O será que en realidad estaba determinada a desviarme del camino? Sea como sea, lo bueno es que vos y yo nos encontramos, y eso hace que todo lo anterior valga la pena.
***
A continuación les comparto dos videos que tuvieron muchísimo que ver con dos grandes decisiones de mi vida, y como no podía ser de otra forma, música. Buen viernes!