Alemania 1974: La frustración holandesa

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Luego de la consagración de Brasil en México ’70 y la apropiación de la Jules Rimet, por haber conseguido ese título en tres ocasiones, la FIFA organizó un concurso para la confección del diseño del nuevo trofeo. Sobre 53 postulantes, se eligió la obra del escultor italiano Silvio Gazzaniga y se pagó por ella 20 mil dólares. A diferencia de la Copa anterior, el nuevo galardón no podrá ser ganado nunca como título definitivo, dado que el campeón de cada edición sólo recibe una réplica y la original se mantiene en las manos de la Federación del Fútbol Internacional.

Tras cuatro competiciones en las que se emplearon el mismo sistema, en Alemania se modificó el formato del certamen. Manteniendo una primera fase con los 16 equipos divididos en 4 zonas, los 2 primeros de cada grupo se clasificaron a una siguiente instancia para conformar otras 2 listas de 4 competidores. Después de jugar todos contra todos, los 2 mejores de cada grupo pasaron a disputar la final, mientras que los segundos se dirimieron el tercer puesto.

Con la particularidad de tener a tres entrenadores en el plantel, la Argentina volvió a la Copa del Mundo luego de ocho años. La capacidad de Vladislao Cap, José Barraca y Víctor Rodríguez, no fueron suficientes para contrarrestar el desorden y la falta de organización en la delegación “albiceleste”. Si bien los “gauchos” consiguieron llegar a la segunda etapa, el empate ante la Alemania Democrática y las caídas ante Brasil y Holanda llevaron al elenco sudamericano al séptimo puesto. Sin embargo, el Mundial de 1974 dejó como saldo positivo la aparición de René Houseman, Mario Kempes y Ubaldo Matildo Fillol, quienes cuatro años después pegarían el salto grande.

La gran sensación del campeonato fue Holanda, embanderada por su principal figura Johan Cruyff. Aquella selección catalogada como la “Naranja Mecánica” llegó a la final sin sobresaltos, ganando todos los partidos, salvo el empate en cero ante Suecia en su segunda presentación, con 14 goles a favor y sólo uno en contra. Tanta era la magia que derrochaba aquel elenco, que en el partido decisivo ante los locales, consiguieron marcar el 1 a 0 a los dos minutos de juego, sin que el rival toque la pelota. Pero los alemanes también contaban con un plantel de gran nivel técnico, encabezados por su capitán Franz Beckembauer y su delantero Gerd Muller. Por lo tanto, así como ocurrió en Suiza’54, los germanos se quedaron con el título para la sorpresa de todos los amantes del fútbol. La hazaña fue tan impactante que el propio “bombardero de la nación”confesó una frase que significó su retiro de las competencias internacionales: “Deseo mantener vivo el recuerdo de ser campeón y no actuar más por mi país”.

Nadie imaginaba otra escena que la de Johan Cruyff, líder y cerebro de aquel “Fútbol Total”, levantando la Copa del Mundo. “Tan temprana ventaja nos desequilibró” dijo el propio futbolista, que tuvo que observar cómo Franz Beckembauer ocupaba su lugar al recibir el codicioso trofeo. El 2 a 1 a favor de los locales fue uno de los ejemplos de la máxima que afirma que no siempre el que gana es el mejor. Si Holanda sorprendió al mundo, Alemania sorprendió a Holanda, que se tuvo que conformar con el subcampeonato y el reconocimiento de haber sido el mejor equipo de un Mundial que no conquistó.