USA’94: El Mundial que le cortó las piernas a Maradona y le quitó la vida a Escobar

#Mundialistas

En un país en el que el fútbol no está en los primeros planos se organizó la decimoquinta edición de la Copa del Mundo. Deportes como el básquet, el béisbol, el boxeo, el fútbol americano y hasta el hockey sobre hielo generan más atracción para el público local. Sin embargo, el certamen organizado por el país del norte registra el récord de asistencia en las nueve sedes que albergaron a la cita mundialista, totalizando casi 3.600.000 personas, a un promedio cercano a los 69.000 espectadores por partido.

Festejos

Colombia, que llegaba como una de las favoritas del torneo, fue eliminada en la primera ronda. Las derrotas ante Rumania (3 a 1) y Estados Unidos (2 a 1) dejaron sin chances al equipo conducido por Francisco Maturana. El triunfo con Suiza (2 a 0) de nada sirvió, ya que al regresar de su fracasada participación, el defensor Andrés Escobar, quien había convertido un gol en contra ante los locales, recibió doce balazos a la salida de un restaurante. Por esos años, la mafia del narcotráfico manejaba las apuestas ilegales y a pesar del fallecimiento del máximo referente de la delincuencia colombiana, Pablo Escobar, un grupo conocido como los “Pepes” tomó el mando del convulsionado estado sudamericano. Si bien el homicida, Humberto Muñoz Castro, fue capturado, condenado y liberado, hubo otro jugador que recibió amenazas durante la competición: Gabriel Jaime “Barrabás” Gómez. Tras la caída en el encuentro inaugural, varios llamados anónimos aseguraron que si el volante volvía a pisar una cancha le pondrían una bomba en su casa de Medellín, donde se encontraba su familia. El futbolista se retiró de la práctica profesional diciendo: “Estoy muy triste, abandono el fútbol después de 17 años de carrera. No puedo más. Tengo miedo por mi familia, no por mi”.

Por su parte, la Argentina, que se había clasificado angustiosamente en un repechaje ante Australia, formó un elenco plagado de figuras. Jugadores como Claudio Caniggia, Fernando Redondo, Diego Simeone, Abel Balbo y Diego Maradona le daban al conjunto de Alfio Basile una jerarquía impecable. Sus victorias ante Grecia (4 a 0) y a Nigeria (2 a 1) hicieron entusiasmar a todos los criollos. Pero aquella tarde de Boston, en la que los albicelestes se habían impuesto ante los africanos, una empleada de prensa de la organización, Sue Carpenter, tomó al capitán argentino de la mano y lo llevó al control antidoping. Nadie se iba a imaginar que en las muestras de orina de “Pelusa” iban a aparecer cinco sustancias prohibidas derivadas de la efedrina. La expulsión del “Diez”, con la suspensión por 15 meses de inactividad, afectó anímicamente a una selección que no supo afrontar los choques ante Bulgaria (0-2) y Rumania (2-3). Los octavos de final fueron la última escala de una esperanza que tuvo corto vuelo.

Afiche

El castigo a Maradona fue tan conmovedor, que generó distintas manifestaciones en todo el planeta. En Israel, un infante de 11 años se declaró en huelga de hambre y debió ser hospitalizado tres días más tarde por no ingerir alimentos. En Bangladesh, un grupo de exaltados salió a la calle a pedir la revocación de la sanción, quemando imágenes de Joao Havelange. También un abogado local, llamado Mohammed Anwarul, presentó en un tribunal de justicia una demanda contra el presidente de la FIFA, para exigirle el pago de 1.000 takas (cerca de 25 dólares) como indemnización por los “trastornos mentales” que provocó la expulsión de la estrella argentina. Finalmente, en la India, trabajadores de una empresa alimentaria boicotearon la celebración de una boda en señal de protesta. Todo fue en vano, “Pelusa” se retiró de los mundiales con la peor imagen que podía dejar, las recomendaciones de su preparador físico personal le jugaron una mala pasada.

En la final de la cita mundialista, disputada en el Rose Bowl de Los Ángeles, 95.000 personas se quedaron esperando el gol que nunca llegó. La emoción apareció disfrazada de penales. Pero a esa altura, el torneo ya estaba definido para el público norteamericano, más acostumbrado a los Play Offs de la NBA o al Superbowl que a unos aburridos 120 minutos sin conversiones del fútbol tradicional. Luego de 24 años, Brasil conquistó por cuarta vez a la Copa del Mundo. Conducido por Carlos Alberto Parreira, los tetracampeones demostraron menos flexibilidad táctica que la habitual. La esencia verdeamarela desapareció, dado que se privilegió el equilibrio y el control de la pelota por encima de la creación, confiando en la astucia de los dos astros de la época: Romario y Bebeto.