Un reconocimiento homosexual

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La participación de Bolivia en Uruguay 1930 no fue destacable precisamente por los buenos resultados. Integrando el Grupo B, la selección del altiplano perdió los dos compromisos que disputó, ante Yugoslavia y Brasil, por 4 a 0. Sin embargo, su presencia será recordada por el fallido homenaje que le quiso brindar al país anfitrión. El 17 de julio, día en que el equipo de Ulises Saucedo debutó en el certamen, el combinado andino salió a la cancha del Parque Central con una camiseta muy particular, dado que cada integrante tenía pintada una letra en el pecho con el objetivo de enviar un mensaje a todos los que estuvieran presentes en el estadio. Pero al momento de llevar adelante la coreografía para conquistar al público local, un jugador sufrió una repentina descompostura y se quedó en el vestuario. Como nadie advirtió su ausencia antes de iniciarse el partido, los bolivianos posaron para la foto oficial y, para sorpresa de los “charrúas”, lo que debió haber sido “Uruguay Viva” se transformó en “Urugay Viva”, frase que no entusiasmó para nada a los orientales.

Selección de Bolivia

 

Sin tener el apoyo de los hinchas, junto con la superioridad física y técnica de los europeos, Bolivia cayó en desgracia ante un elenco que era reconocido por su rebeldía. Según el propio entrenador yugoslavo, Bosko Simonovic, sus dirigidos no habían realizado ni siquiera una práctica desde su llegada a Montevideo. En este sentido, sus propias palabras fueron: “Nosotros no somos profesionales y no tenemos porqué sacrificarnos. Todos nuestros muchachos son rebeldes al entrenamiento. Nuestro juego no va a variar mucho por dar unos puntapiés más a la pelota o por una flexión, que a lo mejor nos endurezca”.

A pesar de la falta de trabajo, los “Brasileños de Europa” también lograron superar a la “verdeamarela” (en este caso por 2 a 1) y avanzar a las semifinales de la Copa del Mundo, donde cayeron por 6 a 1 ante la “Celeste”. A pesar de la abultada caída ante los primeros campeones, aquella notable participación fue la mejor de Yugoslavia en un Mundial, ya que solamente fue igualada en la edición de Chile ’62, cuando los comandado por Ljubomir Lovric también lograron el cuarto puesto.

Yugoslavia 4-0 Bolivia