Por: Sol Iametti
“Eso es lo que me encanta de la música, que invierte significado hasta en las escenas más triviales. [...] Todas estas banalidades de repente se convierten en hermosas perlas efervescentes.”
- Begin Again
“Sólo el grito nos servirá” dice la canción de una banda española que me recuerda al viaje del 2012. Entonces, juego con las palabras; juego porque las palabras son mis fichas; juego y escribo: sólo la música servirá.
Llegó el momento de admitir que soy coleccionista. Colecciono canciones; colecciono canciones como los niños coleccionan figuritas. De hecho, mientras escribo estas líneas, escucho una de las canciones que figura entre las páginas de mi adolescencia. La música me acompaña a dónde sea que voy, es mi máquina del tiempo, mi forma de viajar.
Escucho The Beatles y viajo a la infancia; busco Transatlanticismo en internet y me acuerdo de un viaje a La Cumbre (sí, alguna vez volé en parapente); suena Sabina y de repente estoy en las rutas de España un día de octubre de 2012, ya con medio viaje bajo el brazo y muchas canciones en mi álbum de figuritas, canciones frescas como la brisa de un otoño junto al Mar Mediterráneo.
“La música es mi máquina del tiempo, mi DeLorean” – leo en una de mis notas de cajón – “Life is a soundtrack” – la vida es una banda sonora, sigue la nota – Ideas sueltas y frases que me gustan; momentos que me guardo en el bolsillo.
Las palabras, la música y el cine forman un triángulo amoroso en todo lo que hago: se mezclan, se enredan, se conjugan y se enjuagan las coincidencias transformando cada momento en una foto-luciérnaga: una fotografía con brillo propio; mi forma de hacer memoria y revivir instantes.
Como dice el personaje de Mark Ruffalo en la frase de arriba: la música invierte significado hasta en las escenas de la vida y las convierte en perlas efervescentes. Por eso, tomando una de las ideas de Begin Again, para mi último viaje conseguí una ficha que conecta dos auriculares a la vez, y con mi hermana transitamos las ciudades caminando con música de fondo. Así, nos perdimos por Trastevere escuchando Modern Love, admiramos la belleza de la Torre escuchando She de Elvis Costello, vimos el Coliseo embebido en rock de AC-DC; orquestamos nuestros propios momentos de película.
“Music is memories” – leo en otro lado – Entonces, si la música es memoria, ésta es la mía: 12 figuritas de Europa que duran 47 minutos (pero valen mucho más)