Por: Sol Iametti
“Sigo en mi viaje, sigo atrapada en ese estadio intermedio de la vida en el que acabo de llegar de alguna parte que he dejado bien atrás y me abro camino hacia algo nuevo.”
Donde termina el arcoiris
Mientras escribo, suena una canción: “Grandes esperanzas, cuando lo dejas ir, sales y vuelves a empezar.” La misma canción que me llevé a Europa el año pasado. El mismo video que me hace acordar a otra historia… el comienzo de mi historia.
”¿Por qué dejamos de creer en nosotros mismos? ¿Por qué permitimos que los hechos y las cifras acaben gobernando nuestra vida en lugar de los sueños?” - Otra frase del mismo libro, Donde termina el arcoiris. Esta semana me encontré con frases sueltas que tomé prestadas de otras páginas, y agendé este libro en mi lista de próximas lecturas. ¿La razón de la búsqueda? Fui al cine a ver Love, Rosie / Los imprevistos del amor (su adaptación cinematográfica).
Así el cine, una vez más como muchas otras en mi vida, quemando páginas. Después de haber visto Love, Rosie, no sólo abandoné la sala un poco sacudida por ciertas escenas de la película, sino que además con una sensación de sentirme bien conmigo misma.
”Te levantaste, te sacudiste el polvo y empezaste de cero otra vez.”
Más allá de lo que mostraba el trailer y lo que había leído en las críticas cinematográficas, el film logró que me identificara con la protagonista no desde el punto de la historia central entre Rosie y Alex, sino más bien desde la perspectiva de trabajar por los sueños o lo que creemos que es nuestra leyenda personal, ya que desde su adolescencia Rosie es incentivada por su padre para cumplir el sueño de tener su propio hotel.
“¿Por qué dejamos de creer en nosotros mismos? ¿Por qué permitimos que los hechos y las cifras acaben gobernando nuestra vida en lugar de los sueños?”
Más tarde en su vida, ambos padres venden su casa y deciden cumplir su sueño de viajar de mochileros, viaje durante el cuál Rosie sufre la pérdida de su padre. Y es ésta la historia que, a mi parecer, está retratada a la perfección (historia que tiene su highlight en la escena en la que Rosie recibe una carta de su padre desde Niza, antes de morir). La pérdida no es un tópico fácil de abordar, por lo tanto cada vez que veo un film que realiza un acercamiento sensible, me siento en la obligación de compartirlo. Ese es el caso de Love, Rosie. Una interpretación de las situaciones comunes como un poema a partir de frases inspiradoras y cinematografía de rayos del sol; una historia que retrata las vueltas de la vida como una posibilidad de aprendizaje.
“Escucha lo que te dice el corazón y fíate de tu instinto: ambos te llevarán por buen camino.”
Al finalizar la película, abandoné la sala pensando que aquella carta del padre de Rosie bien podría haber sido una carta de cualquiera de mis padres, como la foto de portada que es un cartel de cumpleaños que escribió mi mamá.
Hace poco leí una frase que decía: “Si quieres educar a tus hijos, no des consejos, sé un ejemplo.” Y creo que a eso se resume, a ser un ejemplo. En mi caso, ambos fueron un ejemplo de seguir adelante a pesar de los desvíos, y en definitiva esa es la lección más importante: que el mundo sigue girando; que hay que soltar, salir y volver a empezar; que tenemos que preservar nuestras grandes esperanzas (como dice la canción del trailer).
“La vida está hecha de tiempo. Los días se miden en horas, los salarios se miden en función de esas horas, nuestros conocimientos se miden en años. Robamos unos minutos a nuestras jornadas para tomar un café. Volvemos corriendo a nuestros puestos, miramos el reloj, vivimos de cita en cita. Y, sin embargo, el tiempo termina agotándose y en el fondo de tu alma te preguntas si esos segundos, minutos, horas, días, semanas, meses, años y décadas se están empleando de la mejor manera posible”.
¿Entonces? Entonces, la vida continúa… y mejor hacer que valga la pena.