Que sea lo que sea

#TodasMisPalabras

La Cumbre

“Existe un amanecer y un atardecer en cada día y puedes elegir estar allí para presenciarlo. Puedes entreverarte en el camino de la belleza.”
- Alma Salvaje (2014)

Si tus nervios te delatan, Vive por encima de tus nervios” – dice una cita de Emily Dickinson al comienzo de la película, casi como un mantra. Los nervios como sinónimo de miedo: saltar por encima de los miedos. El miedo como ese interruptor que se enciende ante los cambios bruscos de rumbo, ante los desvíos.

El desvío y la deriva, entrelazados como si fueran hermanos de sangre. La deriva como un tránsito intermedio, como un faro de esperanza: “Hay esperanza en la deriva.

I.

Mi vida, como todas las vidas… misteriosa, irrevocable y sagrada“. Esta frase que aparece delineando el final de Wild (Alma Salvaje), podría ser sólo una frase más dentro de mis notas mentales. Y sin embargo, siento como si hubiera cargado esa frase conmigo, así como Cheryl cargó su mochila a lo largo de la Senda de la Cresta del Pacífico. No como un peso que dificulta la posibilidad de seguir adelante, sino como una comunión de letras que me permitió recorrer la cartografía de mis pérdidas.

Mi vida, como todas las vidas… misteriosa, irrevocable y sagrada“, casi como un mantra, al igual que la cita de Emily Dickinson;  o como pronuncia Xoel López en su canción Tierra: “Sin las palabras dime, ¿qué nos queda?

II.

Las palabras como faro; las palabras entreveradas en el cine y la música, gestando nuevas formas de belleza. Las palabras y su osadía de superar los nervios para ascender a mejores versiones, engendrando su propia peregrinación para llegar hasta nosotros.

III.

Una canción de Vetusta Morla dice: “Las palabras que no existen nos pueden salvar.” ¿Y si nosotros fuéramos las palabras que esperan nacer? ¿Aquellas palabras próximas a entreverarse en los amaneceres y los atardeceres de cada día? ¿Y si tuviéramos la osadía suficiente para convertirnos en palabras que hacen la diferencia antes de que nos encuentre nuestro ocaso?

IV.

Gestemos un nuevo lenguaje en el que podamos detenernos a admirar la belleza de la naturaleza. Decidamos entreverarnos en un atardecer de Buenos Aires, de La Cumbre, de París, o de algún lugar de California. Aceptemos la naturaleza de la vida: “Nada se pierde, todo se transforma.” Aprendamos a encontrar el amanecer y el atardecer de todos los días del mundo, de cada día, sin tener en cuenta el calendario. Demos gracias por algo tan simple como es la posibilidad de respirar.

V.

Cada noche el cielo negro y las estrellas resplandecientes eran mis asombrosos acompañantes; a veces veía su belleza y solemnidad tan claramente que comprendía con penetrante intensidad que mi madre tenía razón, que algún día sí se lo agradecería, y que de hecho se lo agradecía ya, que sentía crecer algo dentro de mí que era fuerte y real” – escribe Cheryl Strayed en su libro. Hoy, en el Día Mundial de la Poesía, he decidido ser palabra, he decidido entreverarme en el viento a través de los viajes, he decidido recorrer el Camino de Santiago. Hoy, en un día de otoño de marzo de 2015, sé lo que voy a ser el día de hoy y siento que con eso es suficiente.

VI.

He sabido encontrarme en el movimiento del sol, y antes de mi ocaso he decidido ser una palabra que cruza y camina, y seguirá caminando hasta volver a encontrarme con la mujer que me ha enseñado a caminar…

Ella siempre sería mi madre, le dije, pero tenía que marcharme. En todo caso, expliqué, para mí ella ya no estaba en esa parcela. La había puesto en otra parte. El único lugar donde podía acceder a ella. Dentro de mí.
- Cheryl Strayed