Por: Mariana Lorenzo
Una de las preocupaciones que se fue instalando en mi mente finita en base a un comentario que me hicieron fue: -estoy haciendo Yoga, debería volverme vegetariana, ya. Vieran mi frustración al pensar que debería dejar de comer el asado del domingo en la casa de mi papá… -Pero si a mi me encanta, ¿cómo hago?.
Los asados en nuestro país son la excusa perfecta para juntarnos en familia y amigos, para compartir historias, festejar o simplemente por costumbre… Es una costumbre argentina. ¡Y ni que hablar de las milanesas de la vieja!… ¿Y la picadita?… Habiendo mamado eso durante 32 años, me encontré de golpe con tener que tomar la decisión de “renunciar” al consumo de carnes porque ese detalle no iba con la nueva vida que había elegido.
Mi primer Profe de Yoga me dijo las palabras justas en el momento justo: -Primero hay que limpiar la mente, para después limpiar el cuerpo. No te desesperes, el camino te va llevando.
Automáticamente me bajé del pony al que me había subido.
Tras estos años, aún no he logrado erradicar completamente el consumo de carnes de mi alimentación, pero la he reducido considerablemente y he incorporado mucha fruta. El cuerpo empieza a pedir otras cosas, la mente va cambiando. También hay que tener en cuenta que la transición debe hacerse con los cuidados necesarios para que el cuerpo no sufra ningún tipo de descompensación. Las proteínas y aminoácidos que consumimos al ingerir carnes deben ser reemplazadas por otros alimentos, por eso es necesario consultar con un nutricionista.
Desde mi punto de vista, el vegetarianismo (abstención de carnes) o el veganismo (abstención de carne y todo alimento que provenga de un animal), como otras tantas, son filosofías de vida. No se trata sólo de dejar de consumir productos animales o sus derivados, sino de ética y valores morales más allá de eso, por el daño causado a otros seres vivos o al medio ambiente. La reducción de niveles de carnes, según estas filosofías, suponen también, en algún punto, un crecimiento espiritual.
Cabe aclarar que este punto de vista dista por lejos de ser absoluto. Cada persona tomará la decisión de dejar de consumir productos animales y sus derivados por múltiples y propias razones. ¡Ah, pero tampoco era tan fácil como parecía! Nuevamente, no. Porque somos Seres Humanos y estamos llenos de contradicciones. Y porque nadie es perfecto… ¡Y qué bueno que así sea!
Un comentario típico que se escucha cuando alguien dice “soy vegetariano” es: -Claro, no matás animales pero matás plantas. Y a mí se me dibuja la sonrisa compasiva, por el que juzga y por el juzgado.
Uno de los desafíos de la práctica de Yoga es aprender a aceptarse. Ser paciente con uno, dejar de lado el ego, o por lo menos tratar de empujarlo lo más lejos posible. Y así comprender que otros también cargan historias y vida. Y que cada uno lucha su propia batalla interna, cada día.
Aprender a no esperar resultados. Aprender a no juzgarme ni juzgar a otros. A ser más comprensivo y compasivo.
Que difícil cuando lo único que hacemos continuamente es poner al Yo, Yo y Yo primero, de forma incorrecta. Está bien colocarlo en primer lugar cuando se trata de querer mejorar y crecer, de realizar cambios en uno mismo. También cuando te diste tan completamente a otros que te olvidaste de quererte. No está bien cuando el Yo es el que quiere imponerse ante otros, de forma completamente egoísta: “Mi punto de vista es el único válido”, “tengo razón”. Nunca se crean todas sus verdades, siempre dejen espacio para la duda buena, esa que los sorprende enseñándoles una nueva forma de ver las cosas.
Al fin y al cabo, para llegar del rojo al verde hay una escala de colores intermedios. Que estés parado en los más cálidos o los más fríos o que alternes entre unos y otros es parte de tu crecimiento y desarrollo personal. Nadie tiene autoridad para decirte que lo que estás haciendo está mal. No te detengas, porque sólo depende de vos seguir avanzando… Para atrás, ni para tomar impulso.
“El secreto del cambio es enfocar toda tu energía, no en pelear contra lo viejo, sino en construir lo nuevo” (Sócrates)
Importante: Todas las asanas deben aprenderse con la guía de un Instructor calificado.