Revueltos y enredados.

#YogaParaMortales

Los días de práctica se suceden, a veces sale mejor, a veces peor, a veces te sentís liviano como pluma, otras un cajón de pollo. Concurrís a las clases, los Profes te corrigen, te ajustan, te estiran. Llegás al punto de no saber si sos persona o plastilina… Y hasta ahí, todo bien.

Uno de esos días en que no llegaste al estudio, te das ánimo, te auto palmeas el hombro y arrancás una práctica en la que sos el único Ser Humano presente… Los otros seres vivos en la casa son tu perra y la flora local.

Inhalo, exhalo, me concentro, trato de aplicar las correcciones marcadas, -¿estaré haciendo bien?… inhalo, exhalo, acomodo la columna, paz mental, -soy energía, soy un ser de luzhablando de luz, tengo que cambiar la lámparas de la cocina por leds… inhalo, exhalo, -ayer el brazo me llegaba hasta ahí, debería hacerme manicuría… inhalo, exhalo, -que buena pose para depilarse… inhalo, exhalo…

La mente parece no querer colaborar con el voto de silencio. En apenas milésimas de segundos creaste un revuelto gramajo de pensamientos que se suceden sin control. Una y otra vez te traes de la estratósfera al momento presente. Porque Yoga es eso, estar presente. Ser aquí y ahora no se hace tan fácil como se dice. Por ejemplo, si estamos pelando papas y nos dedicamos a concentrar nuestros pensamientos sólo en pelar esa papa, aunque no lo crean, estaríamos practicando Yoga… Pero apuesto que al tratar de hacer ese pequeño ejercicio terminan haciendo la lista mental del supermercado y planeando visitar a la tía Chola.
Ashtanga Vinyasa Yoga es meditación en movimiento. Nos concentramos ni más ni menos en lo que estamos haciendo en ese preciso instante, mientras recorremos una serie de posturas que traen múltiples beneficios.

Inhalo, exhalo, trato de que los movimientos sean fluidos, al mismo tiempo que la respiración me va llevando de paseo por la primer serie. En Ashtanga Vinyasa Yoga existen seis series. La primera se denomina Yoga Chikitsa, es el Yoga de la desintoxicación. A medida que el tiempo y la práctica transcurren, se van sumando asanas que van completando las series, dentro de las posibilidades de cada cuerpo. Así, la evolución no sólo es física, sino mental y espiritual de forma natural y pausada.

Cuando te querés dar cuenta, llegaste a Garbha Pindasana, que consiste en pasar los brazos por el espacio (si eso puede llamarse espacio) formado entre las piernas cruzadas en loto, balancearse y rolar en círculo nueve veces en sentido horario sobre los músculos que alinean la columna, en “bicho bolita”, utilizando la fuerza abdominal.

Para que se den una idea Garbha = útero / Pinda = embrión / Asana = postura. Los beneficios que aporta esta postura son la eliminación de toxinas del bazo y el hígado por la presión ejercida, estimulación de la circulación en los miembros superiores e inferiores, ya que al soltar la “llave” el torrente sanguíneo vuelve a ellos con fuerza y el roll elimina tensiones en la columna y espalda.

Todo genial, hasta que las abdominales no responden como quisieras, sentís los brazos casi dormidos, te empieza a doler la presión del brazo en las piernas y en uno de los enviones tu humanidad te cae como baldazo de agua fría. Quedás tirada de costado, acalambrada, enredada y lo único que atinás a hacer es mirar al can, que a su vez te observa con cara de poker, tratando de encontrar tu dignidad en medio de ese nudo de brazos y piernas para decirle: -Andá a buscar ayuda.

Sri Patthabi Jois decía: “Cualquier persona puede practicar Ashtanga, excepto los perezosos”.

Importante: Todas las asanas deben aprenderse con la guía de un Instructor calificado.