Por: Fabio Lacolla
“El espejo no tiene la culpa de tu cara”
Liliana Felipe
La invención del rostro
Hay personas, que en la repartija de rostros, no fueron favorecidas, y así como el lindo obtiene beneficios gracias a su cara, el fulero sufre, silenciosamente, algunos daños colaterales. De todos modos, a lo largo de los años, uno va teniendo la cara que se merece. Los modos de vivir van estilizando nuestros rostros y de acuerdo a cómo uno se pare frente a la vida, tendrá la cara que se merece.
Los caracúlicos depositan en sus caras una insatisfacción permanente. Algunos lo ponen en el contorno de cuerpo y el modo de caminar, otros en la forma de vestir y otros tantos en el modo de hablar quejosamente de su vida cotidiana. La insatisfacción por la insatisfacción misma te encorva la espalda, te desalinea la ropa y, cuando (alguna vez) te reis, parece que estas llorando.
Por lo general son personas que tienen el deber ser muy incorporado, sumamente autoexigentes y que no pueden disfrutar del aquí y ahora porque siempre hay un allá y entonces que compromete y le mete presión al después y cuándo. David Le Breton dice en su libro “Rostros”: “la máscara no es una simple herramienta para asegurarse el incógnito, sino que revela incógnitas”.
Así como el frente de tu casa lo disfruta tu vecino, tu cara de culo la sufren los que te miran. El espejo domestica tu imagen y con los años vas viendo lo que querés ver, por eso muchas veces la flaca se ve gorda y la gordo se ve flaco. Digamos que no hay un patrón estético de la mala cara, no tiene que ver con ser lindo o feo, tiene que ver en como permitís que los años se acomoden en tu rostro. Lo peor que le puede pasar a un rostro es que no se le note que ha vivido. Las cirugías “estéticas”, el botox y todo ese comercio están al servicio de borrar el pasado. Una cara transformada en una careta es un rostro que dice que aquí no ha pasado nada, un modo obsceno de tirar los años debajo de la alfombra de tu vida.
Las caracúlicas o la máscara displicente
En su libro “Las máscaras de las máscaras”, Mario Buchbinder dice que las máscaras son diferentes rostros que se adhieren a la piel, “fantasmas siempre presentes en cada gesto”. Es decir que tu cara va tomando la forma de tu neurosis. Si sos presa de una insatisfacción permanente, solés estar aburrida, los chistes no te hacen reír y las películas no logran emocionarte, es posible que en pocos años tu cara se vaya transformando y que los que te rodean adviertan, mucho antes que vos, que en esa cara hay algo que no está bien.
Algunas mujeres que padecen el caraculismo le atribuyen a su pareja el motivo de esas facciones y el pobre muchacho hace lo imposible para tratar de satisfacerla desconociendo que todo lo que haga será inversamente proporcional a su cometido. Muchas mujeres cuando están fasti(diosas) ponen en su cara lo que no puede salir de sus bocas y su compañero queda frente a un jeroglífico que le lleva entre dos y tres horas descifrar.
El capricho y el puchero componen una perfecta cara de culo, la muchacha va a buscar al arcón de los recuerdos métodos persuasivos para convencer a su pobre novio de un antojo por lo general bastante insignificante. (ver el post de El pollerudo)
Los caracúlicos o los modos de fruncir
En el cuerpo humano hay dos cosas posibles de fruncir: el ceño y el culo. En el primer caso denota preocupación, sospecha o desconfianza; en el segundo un rotundo miedo, la expresión “tiene el culo fruncido” refiere a la persona arrepentida de alguna acción que teme ser descubierta. Si en la mujer la cara de culo se da por la insatisfacción, en el hombre se da por la imposibilidad. El no poder, pone al hombre de un pésimo mal humor y el grado de tenencia determina el nivel de caraculismo que va a tener. Es decir, el hombre es si tiene y cuando no tiene siente una impotencia tal que se vuelve contra su propio ser y hacia las personas cercanas.
El hombre caracúlico es un ser enfrascado que se encierra en sus propios pensamientos que por lo general desembocan en el auto reproche. El problema no es lo que tiene sino lo que le falta. Suelen estar con mucho mal humor y con un desgano crónico. En el único momento donde se le pasa un poco es cuando se reúne con sus amigos, ya que con ellos simula que está todo bien con sus posesiones y hace causa común a la hora de hablar de la relación estereotipada con su esposa.
http://www.youtube.com/watch?v=0YFK5CE6MxI
Próximos Post:
El después de amor
Las suegras y las nueras
El cuida
La espera amorosa
La muerte del viejo verde
C.C.C. (Compartan, Comenten y Critiquen)