Por: Luciana Paulise
Aprovecho el día del trabajador para dedicar esta nota a todos aquellos que día a día se apasionan por su negocio PYME o emprendimiento, y dan hasta su último aliento para mantenerlo vivo. Esta raza de gente que decide desarrollar su propio negocio independiente realmente la pasa mal: sufren muchos altibajos emocionales y laborales, ya que día a día deben buscar sus clientes, mejorar su negocio y mantener arriba la moral tanto de los empleados como de sí mismos. Pero también disfrutan mucho, y es por el placer que sienten también día a día de hacer libremente todo lo que creen correcto para cubrir una necesidad insatisfecha del mercado.
Es fantástico como van creciendo los negocios independientes, en Estados Unidos por ejemplo hay 16 millones de autónomos, 3 millones de trabajadores temporales y 13 millones de microemprendedores, más personas de las que están empleadas en el sector público según Kjell Nordström (Economista sueco, Co-autor de los best sellers Funky Business y Karaoke Capitalism).
Argentina por su lado es uno de los países con más emprendedores del mundo, pero a su vez también uno de los que tiene la tasa de fracasos más alta. ¡Hay mucha pasión para tratar y tratar de triunfar aún en ambientes hostiles! Pero las estadísticas muestran que puede lograrse, las empresas de hoy que hoy en algún momento fueron emprendimientos pequeños y tímidos que pudieron organizarse y mantenerse más allá de las adversidades.
Richard Branson, emprendedor por excelencia y dueño del grupo inversor Virgin, también sufrió problemas financieros y hubo negocios que tuvo que cerrar, pero eso no lo detuvo para crear su imperio, y dice “Todos los emprendedores exitosos te contarán de los días negros cuando se cuestionaban sus decisiones –usa tus preocupaciones para pulir tu estrategia y el rumbo de tu negocio–. Si no estás viendo los resultados que necesitas, tal vez sea tiempo de que te hagas algunas preguntas que te ayuden a refinar tu plan y poner tu negocio en marcha. Pregúntate: ¿tu producto o servicio es útil para tus clientes?, ¿se destaca entre la multitud?, ¿puede marcar una verdadera diferencia en la vida de la gente?, ¿le encanta?, ¿la historia de tu proyecto es persuasiva? y ¿tus esfuerzos por atraer clientes potenciales a tu negocio son convincentes?”.
En fin, un negocio propio requiere mucho de sus desarrolladores: se requiere organización para cuidar a los clientes e ingresos actuales, visión para entender los problemas que puedan llegar a amenazarnos, creatividad para encontrar las soluciones y decisión para llevarlas a cabo.
Si tenés una idea, vale la pena el esfuerzo.
Nuevamente, aplausos para los que ya lo intentaron y lo eligen cada día de sus vidas, ¡Felíz día del Trabajador!