Para completar nuestra entrada acerca de la importancia de pensar en el lector a la hora de escribir, vamos a referirnos al proceso de composición de un texto. Entender qué abarca este proceso nos permite tener a mano estrategias, aprovechar nuestras competencias y desarrollar habilidades de verdaderos escritores.
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¿Qué, quién o cuál?
Hay palabras en español que presentan una frecuencia de uso mayor que otras. Dentro de este grupo, está el pronombre relativo que. Como no siempre nos resultan claras las reglas para emplearlo correctamente, sintetizaremos algunas básicas.
Clases de verbos
Además de lo que ya explicamos sobre los verbos y sobre los significados de los tiempos verbales, es importante saber algo –aunque sea mínimo– acerca de las diferentes clases de verbos en español. Conocerlas ayuda a evitar ciertos errores que se reiteran.
¿Tú o vos?
Muchas veces, en el momento de sentarse a escribir, algunas personas dudan acerca de si usar el “vos” o el “tú” porque consideran que el primero es demasiado coloquial. Hay, entonces, una cierta idea de que el “tú” es más culto y que deberíamos elegirlo si queremos escribir bien. Sin embargo, en los países del Río de la Plata, el voseo goza de total aceptación en la norma culta, tanto en la lengua escrita como en la oral, y ha sido explícitamente reconocido como legítimo por la Academia Argentina de Letras.
La competencia gramatical
Según El Diccionario de términos clave de ELE, la competencia gramatical (también llamada competencia lingüística) es la capacidad de una persona para producir enunciados gramaticales en una lengua, es decir, enunciados que respeten las reglas de la gramática de dicha lengua en todos sus niveles (vocabulario, formación de palabras y oraciones, pronunciación y semántica). Sabemos, además, que lengua y habla no siempre van por los mismos carriles y que, ante las dudas, conviene recurrir a los especialistas: la RAE, la Fundéu, elcastellano.org, solo por mencionar algunos de los varios recursos en línea.
Preposiciones II
Ya caracterizamos la preposición, y analizamos algunos usos incorrectos como el queísmo y el dequeísmo. Sintácticamente, relaciona palabras o grupos de palabras, de ahí que funcione como nexo subordinante. Algunas consideraciones más nos permitirán equivocarnos lo menos posible, a pesar de la dificultad que suelen presentar sus reglas en todas las lenguas.
Pensar en el lector
¿Tenemos en cuenta a nuestros receptores cuando escribimos? ¿Adecuamos nuestro mensaje a los destinatarios? ¿Nos planteamos un lector modelo? A menos que escribamos un diario íntimo cerrado con llave y oculto en el último cajón de la cómoda, tendremos lectores y deberíamos considerarlos en el momento de redactar. Algunas estrategias que pertenecen a la dimensión retórica de los textos nos ayudan a comunicar mejor, primer objetivo a la hora de escribir.
Norma y estilo
Muchas veces escuchamos la frase “Es mi estilo” como una manera de justificar determinados usos alejados de la norma. En esta entrada vamos a definir estos dos términos que parecen antitéticos. Decimos “parecen” porque norma y estilo no siempre están tan alejados uno del otro.
Barbarismos y solecismos
En la enorme lista de vicios que cometemos en nuestra escritura, no podemos dejar de mencionar los barbarismos y los solecismos. Etimológicamente, el término barbarismo designa las palabras extranjeras no asimiladas a nuestro idioma o asimiladas de forma incorrecta. Sin embargo, solo se consideran barbarismos las formas léxicas defectuosas desde el punto de vista fonético.
La negación
En varios ámbitos, por ejemplo dentro de lo corporativo o de la publicidad, escuchamos a menudo acerca de la importancia de producir mensajes positivos, especialmente si se tiene como finalidad convencer o persuadir. Más allá de toda estrategia de marketing, la negación existe y tiene algunos matices de los que a veces no somos conscientes.
La mayúscula de relevancia
Hay algunas normas del español que, a priori, nos parecen fáciles. Distinguir entre el uso de mayúsculas o de minúsculas puede suponerse algo casi obvio pero, sin embargo, no son pocas las veces en las que dudamos si elegir una u otra. La Ortografía de la Lengua española (2010) intenta dar respuestas a nuestras preguntas sobre este tema y, más allá de las normas, aporta interesantes consideraciones acerca de la mayúscula de relevancia.
La edición de un texto
Una de las acepciones de “editar”, según el Diccionario de la lengua española, es “adaptar un texto a las normas de estilo de una publicación”. Cuando terminamos de escribir, y luego de corregir, es también importante considerar la presentación, que también forma parte del proceso de escritura.
Signos auxiliares de puntuación
Además del uso de las comas, del punto y coma, y de la raya, que tratamos en otras entradas, hay otros signos que son auxiliares, y a los que también deberíamos prestarles atención. Estos son los puntos suspensivos, los corchetes, los paréntesis, y los signos de interrogación y de exclamación.
Escritura correcta de las fechas
Escribir nos obliga a realizar elecciones constantes. Muchas tienen que ver con el orden notacional: tipos de letras, tildes, espacios, márgenes, mayúsculas o minúsculas, signos de puntuación y también la escritura correcta de los números. Ya tratamos el tema en una entrada anterior, pero ahora nos ocuparemos puntualmente de las fechas, cuya escritura suele plantear dudas. Para aclararlas recurrimos a la página de la Fundéu.
La ambigüedad
Para la RAE, la anfibología (ambigüedad) se define como “doble sentido, vicio de la palabra, cláusula o manera de hablar a que puede darse más de una interpretación”. Esto es diferente de la ambigüedad intencional que, como hablantes, podemos usar para generar en el receptor determinado efecto. Hoy nos vamos a ocupar de analizar algunos casos de anfibología que atentan contra la comunicación efectiva.
Pronunciación y escritura
En la oralidad, el receptor percibe sucesivamente los sonidos que se encadenan en palabras y oraciones, y esto a veces provoca errores en la escritura. Ya nos referimos en dos entradas anteriores a la eterna duda acerca de si se escribe junto o separado; sin embargo, con la ayuda del Diccionario de la lengua española, podemos completar la lista explicando las diferencias entre a ver / haber; has / haz; halla / haya / aya; echo, echa, echas / hecho, hecha, hechas.
El párrafo
Según el Diccionario de la lengua española, un párrafo es “cada una de las divisiones de un escrito señaladas por letra mayúscula al principio de línea, y punto y aparte al final del fragmento de escritura”. Sin embargo, esta definición no nos aclara nada acerca de cómo lograr párrafos bien construidos que son la base de un texto bien redactado.
Cómo lograr objetividad
Cuando necesitamos ser objetivos, por ejemplo en la escritura académica, debemos recurrir a diferentes procedimientos que nos ofrece nuestra lengua. En esta entrada analizaremos algunos de esos procedimientos que, al mismo tiempo, evitan una escritura pobre con esquemas repetidos.
Algunos recursos expresivos
La lengua literaria se sirve de la lengua común, pero el escritor la utiliza con una intencionalidad estética. En esta entrada vamos a dar ejemplos de algunos recursos expresivos que pueden usarse no solo en novelas, cuentos, poemas u obras teatrales, sino también en crónicas, ensayos, textos publicitarios, discursos políticos, etcétera. Es importante conocer, al menos, los más comunes, y aprovechar sus ventajas dentro de diferentes géneros y tipos textuales.
Usos semánticamente incorrectos
Muchos errores que cometemos parten de la trasposición de un registro coloquial a la lengua escrita. Sin embargo, hay otros que se originan en la misma escritura, sobre todo, cuando ciertas incorrecciones se generalizan en los textos que leemos diariamente y terminan ocasionando dudas en los lectores. En esta entrada aclararemos cuándo usar a los efectos de y a nivel de, y algunas cuestiones de significado.